La luz debe establecer una relación entre las obras a mostrar y los visitantes, para maximizar la experiencia de cada visita
Los museos aparecen en nuestras ciudades como centros culturales llenos de historia. Cuando visitamos estos espacios, cada persona tiene una rutina diferente. Están los que se detienen en cada obra, los que echan un vistazo por encima y los que repiten una exposición o colección varias veces. Por otra parte, los espacios también son cambiantes, en función del tipo de colección que vaya a mostrar.
La iluminación de estos espacios juega un papel fundamental, ya que nos permite disfrutar de cada obra tal cual es, revelando cada matiz. La luz debe establecer una relación entre las obras a mostrar y los visitantes, para maximizar la experiencia de cada visita. Es por ello que la luz contribuye al significado de la obra y el contexto expositivo, posicionando al espectador en un estado emocional que predisponga a observar cada obra en toda su complejidad.
Sin embargo, la luz es también el principal enemigo de las obras artísticas. Los pigmentos y ciertos materiales que componen estas piezas se degradan térmica y fotoquímicamente en función de la iluminación recibida. El espectro lumínico percibido por el ojo humano no alcanza a los rayos infrarrojos o ultravioletas, siendo estos los más dañinos para el arte.
Tecnologías para la contemplación del arte
La iluminación museística debe ser exquisita y rigurosa al mismo tiempo. Los requisitos de conservación de las obras deben encontrar un equilibrio con la contemplación y disfrute de las mismas. La tecnología LED ha permito crear ese equilibrio perfecto, maximizando la experiencia de los visitantes y conservando el patrimonio.
Las soluciones de iluminación basadas en LED no emiten rayos ultravioletas ni infrarrojos, por lo que no dañan las texturas ni los colores, permitiendo una conservación de las obras de arte expuestas. Al mismo tiempo, maximizan la experiencia de contemplación ya que permiten una reproducción cromática muy próxima a la luz natural, uniformidad lumínica y evitan los deslumbramientos y reflejos.
Los proyectores LED, especialmente diseñados para museos, presentan el equilibrio perfecto ya que ofrecen un índice de reproducción cromática superior al 90% y una serie de ópticas que facilitan la iluminación versátil de las salas en función de las obras a mostrar, evitando el uso de rejillas de panel de abeja o aletas en los proyectores. Al mismo tiempo, esta tecnología es eficiente energéticamente, ofreciendo unos ahorros respecto a fuentes de iluminación anteriores y mejorando la sostenibilidad de los espacios.
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Renovación del Rijksmuseum en Ámsterdam
El Rijksmuseum en Ámsterdam, tras la transformación llevada a cabo por los arquitectos españoles Cruz y Ortiz, cuenta con un novedoso sistema de iluminación que aúna eficiencia energética, calidad lumínica y experiencia máxima para el visitante. La nueva instalación LED ilumina obras de arte que datan a partir de la Edad Media. En total se han iluminado 7.500 obras que abarcan varios siglos. La solución de iluminación consta de 750.000 LEDs, de ellos 3.800 LED Spot, más de 1,8 km de LEDs de iluminación de techos y un avanzado sistema de control de la iluminación LED a través de una aplicación móvil que puede ser utilizada por los empleados.
No hay una fórmula única para una buena iluminación, en eso reside su encanto y complejidad. Aunque iluminar correctamente es un arte, la protagonista en este caso es la pieza que está expuesta. El buen trabajo de iluminación es el que trasciende en el tiempo y pasa desapercibido, convirtiendo la obra en la máxima protagonista del espacio.
Fuente: ABC
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